Come colui che andò al mare
e non lasciò una fonte,
un flauto di canna vicino al focolare addormentato,
uno sguardo attento
al bacio soffocato della sua impronta,
così l’albero, che cresce senza memoria,
così l’azzurro, la voce tra i salici
che parla per nessuno, così la luce
che nulla sa di per sé, né del suo cervo alato
né della sua freccia fugace.
Cade la sera
alle tue spalle, cadono costellazioni
di uomini nel telaio, sulla pietra
inerte, nel mortaio, sopra la terra grigia. Ricorda.
Quello che lasci dietro non tornerà.
Da “Viaje de invierno,”, 1989-1996.
Como aquél que fue al mar
y no dejó une fuente
una flauta de cana junto al hogar dormido
una mirada atenta
al beso amortiguado de su huella,
así el árbol, que crece sin memoria,
así el azul, la voz entre los sauces
hablando para nadie, así la luz
que nada sabe de sí, ni de su ciervo alado
ni su flecha fugaz.
Cae la tarde
a tu espalda, caen costelaciones
de hombres en el telar, sobre la piedra
inerte, en el mortero, sobre la tierra gris. Recuerda.
Lo que dejas atrás no volverá.
Da “Viaje de invierno,”, 1989-1996.